Los 4 aceites naturales de mi rutina de cuidado facial

Si habéis leído mi post sobre mi devoción absoluta por el aceite de coco, podréis intuir que tengo una querencia especial por los aceites naturales. Me encanta probar nuevos ungüentos potingues, y si me funcionan, soy leal al 100%.

Con el paso de los años y después de varios períodos de prueba-error, he podido percibir que lo que mejor le sienta a mi piel son los productos naturales, y que, cuanto menos le añada, mejor. Por si esta aseveración da pie a posibles malinterpretaciones: del mismo modo que me me interesa la cosmética natural minimalista, también me encantaría tener todos los productos estrella de marcas de culto como Sisley o La Prairie. Sin embargo, aunque pudiera permitirme acompañar mis rituales de cuidado facial de tan codiciadas marcas, seguiría siendo fiel a estos básicos naturales, por la sencilla razón de que hasta ahora me han funcionado bien. ¿ Quieres descubrir cuáles son?

 

4 aceites naturales para cuidado facial

Aceite de semillas de uva:

Durante los últimos 6 meses, he estado utilizando religiosamente este aceite día tras día: lo utilizo como complemento a mi hidratante diaria, como emulsión después de haber expuesto mi piel al sol, y como serum durante la noche.

Me encanta el aceite de semillas de uva por varias razones: se adapta a todo tipo de piel, incluida la más sensible, contiene altos niveles de ácidos grasos esenciales y vitamina E, por lo que es un aliado perfecto para mitigar los efectos de los radicales libres en la piel, y posee una textura muy ligera, nada viscosa, que no povoca los incómodos granitos que aparecen tras el uso continuado de algunos aceites.

Mi piel es mixta y utilizo el aceite de semillas de uva varias veces al día – sobre todo en verano- y los brotes de grasa han brillado siempre por su ausencia. Creo que la clave es seguir la máxima de que menos es más. No es necesario embadurnarse la cara de aceite, basta con calentar unas gotas en la palma de la mano y aplicarlo mediante pequeños golpecitos. Otra de las ventajas del aceite de semilla de uva es que no obstruye los poros, por lo que tampoco causa puntos negros. Por si todo esto fuera poco, el aceite de semillas de uva tiene un precio muy asequibe. Hay muchas marcas de productos de comética natural que han incorporado este aceite en su stock, por lo que la oferta es bastante amplia. Mi única recmendación sería elegir una marca que certifique que el aceite es de producción ecológica.

Aceite de Rosa Mosqueta:

Otro de mis aceites “de culto”. De hecho, creo que podría afirmar, que el aceite de rosa mosqueta, junto con el aceite de semillas de uva y el de coco, forman mi dream team particular – cuando de cuidado facial y corporal se trata-. Utilicé este aceite para prevenir las estrías durante el embarazo aunque no lo había incorporado a mi cuidado facial. Tenía la convicción – infundada- de que los aceites y las pieles mixas y grasas no formaban un buen tándem. Ahora he de decir que me alegro de haberme decidido a probarlo, porque mis ideas preconcebidas no tenían ninguna base, a juzgar por el estado de mi piel. Lo aplico como serum, cada noche junto con el aceite de semillas de uva.

Aceite de Marula:

Si – como yo hace tan sólo unos meses – no has oído hablar del aceite de Marula, puedes encontrar mucha información – factual y opiniones -online. Para mí era un gran desconocido. Despué de informarme un poco, me picó la curiosidad y me decidí a probar. Aunque es un poco más caro que el aceite de semillas de uva y el de rosa mosqueta, no tiene un precio prohibitivo ( podéis encontrar marcas de certificaciñon orgánica con precios desde 15E  por 30 ml ). Hasta ahora, lo he utilizado sólo ocasionalmente, cuando siento que mi piel necesita una dosis extra de hidratación o la noto más tirante de lo habitual. El aceite de Marula es altamente hidratante y nutritivo por lo que es una buena opción cuano la piel tiene sed. También se utiliza como acondicionador, mascarilla y serum capilar, aunque no puedo comentar al respecto, ya que no me he aventurado a probarlo aún.

Aceite de Ricino:

Había oído hablar del aceite de ricino como uno de los ingredientes activos de cosméticos para el cuidado de las pestañas. Si te animas a probar la versión más natural, puedes hacer como yo, y otros tantos mortales, y frotar los párpados con unas gotitas de aceite de ricino para evitar su caída y -se dice- potenciar su crecimiento. El aceite de ricino es rico en vitamina E, minerales, Omega 6 y otros ácidos grasos que lo hacen un componente ideal para el cuidado de la piel y el cabello. De hecho, podéis encontrar varias páginas que os darán ideas y os servirán de inspiración para preparar serums y mascarillas capilares con aceite de ricino y otros aceites utilizados habitualmente para el cuidado del cabello, como el aceite de Jojoba o el aceite de Argán. Por mi parte, sólo puedo decir, que mi uso del aceite de ricino en lo que a cuidado capilar respecta, es mucho menos elaborado y sofisticado, pero, para mí, igualmente eficaz: mezclo unas gotas de aceite de ricino con mi champú habitual y me lavo el pelo con la mezcla (2 ó 3 gotas son suficientes). ¿El resultado? Me noto el pelo más suave y menos encrespado. Quizás me anime a experimentar con serums de fabricación casera más adelante, por lo que actualizaré el post con el resultado.

¿Has utilizado alguno de estos aceites naturales? ¿Te animas a probar alguno? ¡ Un abrazo y gracias por leerme!

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Cárol

With a background in Journalism and Digital Marketing, Carol created www.sweet40s.com as a way to documenting her experiences and give her own special tribute to the new decade ahead of her and to aging blissfully and gracefully. 40 is two times 20 🙂