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Barcelona es un hervidero de turistas en cualquier época del año. Una ciudad inmensamente popular que ocupa un lugar preferente en la wish list de viajes/ escapadas muchos. El propósito de este post no es abrir un debate sobre el turismo masivo y las repercusiones que está teniendo para los residentes de la ciudad condal, sino compartir algunos de mis lugares favoritos, donde puedes turistear sin sentir que estás paseando por Portaventura.

Lo cierto es que Barcelona está llena de lugares mágicos y con encanto y la lista podría dar para mucho.. El Tibidabo y el Parque Güell con sus icónicas y maravillosas  vistas – y otros alicientes, claro está- deben formar parte de tu itinerario pero también existen otros lugares desde donde capturar la belleza de Barcelona en todo su esplendor.

Turó de la Rovira 

Situado en el barrio del Carmel, en el Turó (colina) de la Rovira se encuentran los búnkers del Carmel, vestigios de la batería antiárea que construyó el ejército republicano en respuesta a los continuos bombardeos del bando nacional.  Además de la historia que atesoran, el mirador ofrece unas vistas extraordinarias de Barcelona con las qu deleitarse durante un buen rato mientras te recuperas de la caminata para subir a la parte más elevada del mirador. Y si tienes la oportunidad de ver desde allí el amanecer considérate muy afortunado porque la escena es un auténtico primor.

Parque el Laberinto de Horta: está ligeramente apartado en la parte alta de la ciudad, a los pies de la sierra de Collserolla. Es uno de mis favoritos y me resulta difícil pensar que pueda dejar indiferente a alguien.  Pasear entre sus jardines y sus fuentes y perderse -literalmente- en el Laberinto que da nombre al parque es una experiencia digna de Alicia en el país de las maravillas. Permitidme el símil, pero tenia que incluírlo.  La entrada al reciento cuesta 3€, salvo los miércoles y jueves, que es gratuita.

Parc de la Creueta del Coll: el feeling local está asegurado ya que es un parque mucho más popular entre los vecinos del barrio y los residentes que turistas. Está emplazado en la parque más alta de Gràcia y suele estar bastante lleno en los meses de verano. La culpable es la piscina natural con la que cuenta el parque, donde muchos mitigan el calor barcelonés. Es una buena opción para ir con niños.

Torre de Les Aigües: Siguiendo con la temática de piscinas y niños, la Torre de les Aigües es otro lugar que os recomendaría para los más pequeños. Se trata de una “playa” urbana emplazada en un patio de manzana característico de L’Eixample, concretamente en Roger de Llùria, 56. En el patio se encuentra la torre que da nombre a esta playa artificial, con una pequeña piscina para niños y una parte con arena donde los más pequeños se lo pasan pipa y los no tan pequeños palian las tórridas temperaturas del verano barcelonés a la sombra.

Caseta del Migdia: Uno de mis especiales, sin lugar a dudas. Este café-restaurante con terraza descubierta está semi-escondido en la colina de Montjuic, en el Mirador del Migdia. Sin desmerecer sus carnes a la brasa, el plato fuerte son sin duda las espectaculares vistas de Barcelona que ofrece. La panorámica es maravillosa a cualquier hora del día, aunque en mi opinión, la mejor hora es el atardecer ya que tenemos el bonus añadido de ver cómo se pone el sol sobre las montañas de la Collserolla…¿Se puede pedir más?

Observatorio Fabra: No hace falta ser un fanático de la astronomía para decidir subir hasta al Observatorio Fabra, otro de los miradores con vistas privilegiadas de Barcelona. Si te interesa la astronomía, puedes apuntarte dos tantos, ya que además de visitar las diferentes salas del observatorio y saciar tu curiosidad,  podrás deleitarte con las increíbles vistas de la ciudad. El skyline de Barcelona es tan mágico y especial que cualquier lugar desde donde poder apreciar la belleza de esta ciudad son un opción prioritaria para mí.

¿Habéis estado en alguno de los lugares que cito aquí? Como podréis apreciar, tengo un amor especial a los miradores 🙂