Feliz cumpleaños, amor de mi vida

 

Mi querido Naím:

Comencé este borrador, que ahora estoy editando, en la víspera de tu cuarto cumpleaños. Desde entonces, mis únicos contactos con él han sido más que intermitentes, esporádicos y muy espaciados en el tiempo, reflejo quizás del caos organizado en el que vivo, en el que vivimos… . Porque, en cierto modo, mi amor, así es la vida de tu mamá: desorganizada dentro de la previsibilidad intrínseca a nuestra rutina, derrapando muchas veces en el día a día e intentando  – a duras penas – llegar siempre a todo. Y aunque los casi tres meses que han pasado desde que te convertiste en ese hombrecito de cuatro años que ahora eres  y la publicación de este post hayan restado simbolismo a esta felicitación, no quería dejar de contarte algo. Dicen que cuando sentimos algo con una intensidad que nos supera, resulta difícil encontrar las mejores palabras para transmitir lo que realmente sentimos, porque el sentimiento es tan fuerte que sólo nos permite, eso: sentir. Como la liebre de la historia de Adivina cuánto te quiero cuando sentimos tanto amor por alguien, es difícil expresar cuánto le queremos realmente. Porque ese amor es inmenso, o como tú muy bien dices, es “largo como los números, que no se acaban nunca”.

Y por eso quería contártelo por aquí también. Porque aunque te repita mil veces que tu mamá te quiere “alto, alto hasta la luna y de vuelta de la luna un millón de veces”, jamás podré acuñar una frase que sintetice todos y cada uno de los sentimientos que he descubierto desde que tú llegaste. Porque, al fin y al cabo, de esto va la vida, de sentirla. Y el amor que he conocido no cabe en ningún post, es inconmensurable. ¿Ves cómo la liebre de la historia tenía razón? ¿Ves lo difícil que es decirle a alguien cómo le quieres?

Verte crecer es más que un regalo. Es la única realidad que importa. Verte crecer y conocer a esa personita dulce, compasiva, sensible e inteligente en la que sé que te convertirás. Sé que no es fácil crecer y quiero pedirte perdón por las veces en las que mis explicaciones acerca del “mundo de los adultos” fueron torpes, atropelladas e inconclusas. Siempre me resulta extrañamente complicado explicar la lógica que envuelve al mundo adulto, que exige un tiempo de reflexión del que ahora carezco. Por esto te pido perdón; así como por  todas las veces que te dije que no podía jugar contigo porque tenía que hacer la cena, por decirte que mamá no puede estar en dos sitios a la vez, y por la impotencia que aún siento al explicarte que “las mamás también tienen que trabajar”. Espero que entiendas que la vida de tu mamá adulta tampoco es fácil. Porque, ¿sabes?  Las mamás que no tenemos a un papá a nuestro lado no lo tenemos fácil para salir adelante indemnes.  Y tu mamá no lo tiene fácil, pero aunque se le queme la cena, no sepa hacerte un disfraz ni manualidades que despierten la admiración de las otras mamás del cole, hay algo de lo que tiene la certeza más absoluta: que volvería a elegir ser tu mamá, una, mil y un millón de veces más.

Así que, una vez más,  y aunque aquí lo manifieste muy a destiempo, feliz cumpleaños, mi amor. Gracias por enseñarme tanto cada día y, sobre todo, gracias por haberme elegido a mí.

About The Author

Cárol

With a background in Journalism and Digital Marketing, Carol created www.sweet40s.com as a way to documenting her experiences and give her own special tribute to the new decade ahead of her and to aging blissfully and gracefully. 40 is two times 20 🙂